Nada me parece más falso
que pensar que respiro
cuando lo real es que muero.
Sentir este tenue aroma de tu fragancia
en el largo andar de la vida/ muerte.
Vida mía muere conmigo.
Pero más allá del cenicero,
el vino y tu franca sonrisa,
las suaves sábanas que nos secaron
en el amanecer de los sexos
aún están húmedas.
Recojo tu cuerpo que yace en mis recuerdos
y lo doblo y acomodo
y lo llevo conmigo
dentro del bolsillo de mi blusa
cerca de mi melancolía
para luego, ya caída la noche
y necesitada de tu cuerpo cierto,
sacarlo para desmoronarlo a besos.
Ada.
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1 comentario:
Este si... este me gusta, tiene ritmo y cadencia.
Un placer
potroviejo
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