Esparcir cenizas.
Expulsar descontentos.
Delimitar espacios.
Esperar que se sequen,
al tiempo, heridas desvanecidas.
-Des lin dar-
rincones de penas.
Aguardar la mar,
salitre purificador.
Saber que el cielo espera.
Y luego..
Conjurados todos los demonios
que habían hecho trono y reino.
Darle a la luz su poder.
Sonreír a las olas.
Mantener en lo alto Pléyades
que juegan en la espuma.
Permitir sus caricias,
sus ternuras.
Y de nuevo...
bañarte en la luna,
radiante de vida.
1 comentario:
Hadas de nácar, océanos abiertos,misteriosos que engullen al sol y hacen renacer a una mar de azabaches rotos...Duendes, lluvia, y pequeñas diosas del estanque de loto...He escuchado el susurro de tus versos en mi oído, y se han encendido cual brasas ardientes...la magia, la luz, las cavernas de mi alma...
Rosario
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